Oración Inicial (Papa León XIII)
U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
T: Amén
U: A Ti bienaventurado José
T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.
Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.
Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.
Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.
Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.
Meditación del día
¡Qué verdad es, prudentísimo San José, que el que ama el peligro perecerá en él, y que un abismo conduce a otro abismo! Por no tener presentes estas divinas máximas y vivir confiado en mis propias fuerzas, como si el hombre pudiera por sí y sin el auxilio de la gracia elevarse desde el mundo de lo limitado al mundo de lo infinito, me he precipitado más de una vez en el abismo de la culpa, y en vez de levantarme escarmentado y corregido, me he hundido más y más en el lodo del vicio. ¡De qué diferente manera obraste tú durante tu santa vida! Obediente a las inspiraciones de la gracia y desconfiado de las propias fuerzas, te alejaste inmediatamente del peligro sin reparar en sacrificios, trasladando desde Belén a Egipto al precioso tesoro que se te había confiado, sin que te arredrasen los peligros del desierto, y sin reparar en que allí los encontrarías mayores, y quizá, Dios, en recompensa, te libra de todos. Alcánzame del divino Jesús la gracia de huir inmediatamente de los enemigos de mi alma, que quieren perderlas para siempre, y en premio de mi fortaleza me concederá también el don de la perseverancia hasta la muerte, con lo que lograré salir del corrompido Egipto de este mundo, puro de toda mancha de pecado, para gozar con Él, con María y contigo de las delicias eternas en el cielo.
Gloriosísimo Patriarca, comunícame tu prudencia y obtenme el perdón de las ofensas. Amén.
Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:
Oración final para cada día
U: Glorioso Patriarca San José,
T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.
(Hacer la petición)
U: Nuestro bien amado Padre,
T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.
Jaculatorias finales
U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.
U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.
U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.
U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.
⚜⚜⚜
No hay comentarios:
Publicar un comentario