martes, 31 de marzo de 2020

Aclaraciones - Índice


¡Id a José!


Dejamos a continuación una Treintena a San José que nos entregaron hace ya más de siete años. Por experiencia propia y ajena, podemos afirmar que al Patrono de la Iglesia Universal le gusta mucho porque no ha dejado de concedernos nada de lo que le pedimos a través de ella. (Lamentablemente, desconocemos al autor de las meditaciones).

En cada entrada tendrán las oraciones completas: las comunes de todos los días, y las propias del día.


ÍNDICE:

Día Primero
Día Segundo
Día Tercero
Día Cuarto
Día Quinto
Día Sexto
Día Séptimo
Día Octavo
Día Noveno
Día Décimo
Día Decimoprimero
Día Decimosegundo
Día Decimotercero
Día Decimocuarto
Día Decimoquinto
Día Decimosexto
Día Decimoséptimo
Día Decimoctavo
Día Decimonoveno
Día Vigésimo
Día Vigesimoprimero
Día Vigesimosegundo
Día Vigesimotercero
Día Vigesimocuarto
Día Vigesimoquinto
Día Vigesimosexto
Día Vigesimoséptimo
Día Vigesimoctavo
Día Vigesimonoveno
Día Trigésimo
Día Trigesimoprimero




⚜⚜⚜

(Para más libros en este formato, visite: https://librosenblogs.blogspot.com/2020/04/listado-de-libros.html).

Día Primero


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Glorioso Patriarca San José: también a ti, que eres el justo elegido entre todos los justos para ser durante muchos años el depositario de la fuente de toda riqueza como custodio del Redentor del mundo y esposo purísimo de su Madre Inmaculada, también a ti acudo humildemente. Abre para mi alma, debilitada por los vicios, los tesoros de la gracia con la misma generosidad que el prudente José de la ley antigua abrió los graneros del rey Faraón a los hambrientos egipcios.

Sé mi padre, mi protector y mi guía hasta que logre mi salvación eterna. Tú que has tenido la dicha singular de vivir y conversar con Jesús y con María, de morir entre sus brazos, y gozas con ellos las delicias del cielo, enséñame, dulcísimo protector mío, a ser manso y humilde de corazón como ellos, y como ellos y como Tú, modelo de todas las virtudes, y a no tener más voluntad que la Voluntad de Dios, para que, no amando en este mundo más que a Él solo, pueda después de una dichosa muerte gozar con Jesús, con María y contigo de las delicias inefables de la gloria.

¡Glorioso San José! Haz que sea constante en el bien; corrige mis faltas y alcánzame el perdón de mis pecados. Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Segundo


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Veme humildemente postrado a tus pies, custodio fidelísimo de Jesús y castísimo esposo de María Santísima. ¡Qué pobre, qué desgraciado soy! Quiero amar a Jesús y a María, y me esfuerzo en vano en hacer declaraciones de amor. Y es que mi corazón está helado, no está ardiendo en el fuego del amor divino, no tiene caridad. Acude solícito, San José, en auxilio de este miserable pecador.

Pide tú al divino Jesús, que tantas veces acariciaste en tus brazos y estrechaste contra tu amante corazón, que derrame sobre el mío el fuego de su amor, de aquel amor que hacía exhalar a los santos profundos y tiernos suspiros. Pero, ¿cómo me atrevo a pedirte esta gracia, si tampoco a ti te amo?

Infúndeme una devoción tan viva y tan tierna, para que me alcances la gracia de ser purificado de toda mancha de culpa, porque sólo así seré digno de amar a Jesús y a María y de merecer tu poderosa protección.

Glorioso protector mío San José, ofrece a tu Divino Hijo la rectitud de mis sentimientos y alcánzame el amor que humildemente te pido. Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Tercero


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

¡Qué miserable me considero, bendito Padre adoptivo de Jesús, cuando contemplo la fe sublime que te acompañó en todos los actos de tu vida admirable, y especialmente en tu dichosa muerte, y las dudas y desconfianzas que a veces me asaltan y terriblemente me persiguen! Y es que la fe es una consecuencia de la hermosa caridad que tú poseías en alto grado, y yo, por desgracia mía, no poseo. Es que la caridad es Dios, y tú vivías en Dios, y yo vivo apartado de Él.

Por eso tú, con los ojos siempre fijos en Dios y en su santa ley y en las recompensas eternas, viviste consagrado totalmente a su servicio en las santísimas personas de Jesús y de María, mientras que yo, apegado a las cosas de la tierra, vivo enteramente olvidado de mi Dios, de las sublimes misericordias de Jesús y de los sacrificios de su bendita Madre, por seguir los impulsos de mi viciada voluntad.

Alcánzame, bondadoso protector mío, la vivísima fe que te animó hasta la muerte, para que, creyendo firmemente que sólo en Dios está mi felicidad, sólo a Él ame con toda mi alma.

¡Piadoso San José! Protege y aumenta mi fe. Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


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Día Cuarto


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Aquí me tienes Patrono universal de la Iglesia de Jesucristo; aquí me tienes confiado, sí, en la bondad infinita de mi Redentor y en la piedad de mi cariñosa Madre la Virgen María, pero sumamente desconfiado de mi mismo. ¿Qué confianza puedo tener en mí? ¿Qué sólida esperanza de salvación puede abrigar el mísero pecador que, como yo, no tiene caridad ardiente, ni fe viva, ni paciencia, ni compasión hacia su prójimo? A ti, pues, acudo en demanda de la alegre virtud de la esperanza. De ti, que la encontraste en la divina sonrisa de Jesús, complacido de tu ardiente amor y de tu fe inquebrantable, espero conseguirla, pero que esa esperanza sea tan firme y profunda, que todos los esfuerzos de Satanás sean insuficientes para arrancarla de mi corazón. Consígueme para esto un amor intensísimo a mi adorable Redentor y una fe sin límites en su infinita misericordia, y mi esperanza será entonces firme y segura, porque no solamente se fundará en la bondad del Corazón de Jesús, sino también en mis buenas obras, a imitación tuya. En ti, glorioso Patriarca, confío y espero. No consientas que la salvadora y consoladora esperanza me falte nunca, y, sobre todo, en la hora de la muerte.

Modelo de todo tipo de virtudes, San José, alcánzame la dicha de imitarte en tu esperanza. Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Quinto


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Bondadoso Patriarca San José: a ti, que mereciste que el Eterno Padre te revelara antes que a otro el misterio inefable de la Encarnación, haciéndote depositario de la prenda de la redención como premio de tu admirable prudencia para con María después de su milagrosa concepción, a ti me encomiendo, confuso y avergonzado de mi ligereza en formar juicios temerarios contra el prójimo. ¡Qué admirable te contemplo desechando heroicamente la duda cruel sobre la Virgen María que se levantaba en medio de tu corazón, y dejando a la sabiduría de Dios resolverla por medio de un arcángel que te colmó de inefables consuelos, y que pobre me encuentro comparado contigo!

¡Qué lección tan hermosa para mí, que, lejos de cubrir con el velo de la caridad los defectos de mis hermanos, los entrego sin compasión a la difamación pública; lejos de excusar las faltas verdaderas, hago pasar por pecado lo que quizá no existe más que en mi refinada malicia!

Alcánzame, te lo suplico, aquella admirable prudencia que presidió todos tus actos y que tanto te elevó a los ojos del Señor y tanto admira a los hombres, para que, imitándote en la práctica de tan sublime virtud, merezca en recompensa gozar contigo en el cielo de la compañía de Jesús y de María, después de haber sido el objeto de sus misericordias en la tierra.

¡Glorioso San José, alienta nuestro espíritu, has que seamos caritativos y prudentes! Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Sexto


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Salve, varón de virtudes, ejemplo de perfección y de santidad, gloriosísimo José. El Santo Evangelio te llama justo, y la Iglesia te califica de santísimo, calificativo que no aplica a ninguno de los santos, dando a entender que a todos sobrepasas en santidad, haciendo tu elogio con una sola palabra, que significa el conjunto y suma de todas las perfecciones. Dichoso de ti, que has merecido tal distinción y por quien especialmente dijo Jesucristo: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Dichoso de ti, que por tu pureza de costumbres y por tu perfección de vida conviertes este penoso destierro en paraíso de delicias, viviendo en compañía de Jesús y María como si estuvieras en el cielo.

Haz piadoso protector mío, que, a imitación tuya, mi corazón se desprenda de todo lo terreno y sólo suspire por la justicia, para que, marchando siempre de virtud en virtud, consiga llegar al hermoso estado de la inocencia, que por desgracia perdí, y a la pureza de corazón, que convierten la tierra en cielo y los hombres en ángeles. Consígueme esta gracia del Divino Jesús, que todo lo puede y nada te niega.

¡Esposo castísimo de María, San José, ejemplo de toda santidad, haz que en mi corazón germinen los sentimientos de toda virtud! Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Séptimo


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

Con razón, Glorioso San José, modelo de fortaleza, nos dice la Sagrada Escritura que el amor es más poderoso que la muerte. Si el Varón fuerte por excelencia, Jesucristo, no lo comprobara clavando a la muerte en la misma cruz en que se quiso hacer sucumbir al Autor de la vida, tu existencia entera lo confirmaría sobradamente.

Ni la nobleza de cuna, como hijo de David; ni las privaciones de la pobreza más absoluta; ni la cruel sorpresa que te produjo el inexplicable embarazo de tu castísima Esposa; ni la sublime dignidad de depositario del primogénito del Eterno Padre y de esposo de la Madre de Dios; ni las infinitas amarguras anejas a tan alta dignidad; ni las divinas caricias del Redentor del mundo…, nada pudo turbar la tranquilidad de tu alma, fundamentada en el amor. ¡Qué lastimoso contraste el de tu admirable fortaleza y mi infantil debilidad! Compadécete de mí y no me abandones a mis pobres fuerzas. Pide a tu querido Hijo adoptivo, Jesucristo, que me conceda una fortaleza de alma capaz de resistir a los terribles enemigos que a todas las horas me combaten, para que con la corona del vencimiento consiga, con su gracia, la gloria del triunfo.

¡Benignísimo protector, San José: atiéndeme solícito, protégeme en el peligro, fortaléceme en el combate y líbrame del pecado! Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Octavo


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

“Si quieres ser santo, sé humilde; si quieres ser más santo, sé más humilde, y si quieres ser muy santo, sé muy humilde”; es decir, que la santidad es proporcionada a la humildad. Según este, ¿qué profunda sería tu humildad, San José, Esposo castísimo de la Madre de Dios, para merecer el nombre de justo, o santo por excelencia, y para ser destinado por la divina Providencia para padre adoptivo del Dios de la humildad, del Dios nacido en un mísero establo, del Dios que murió en un patíbulo afrentoso? Si Dios da  gracias en proporción al estado y empleo del agraciado, como dice Santo Tomás de Aquino, tu humildad debió ser casi infinita. Sólo así comprendo al hombre más grande a los ojos de Dios, ejerciendo resignado el humilde oficio de carpintero. ¡Qué hermosa, qué sublime es la humildad! Y, sin embargo, ¡necio de mí!, soy esclavo de la soberbia, y le rindo un culto infame, y huyo de la humildad, y la detesto. Infunde, humildísimo José, infunde en mi alma el espíritu de la hermosa virtud de la humildad, que tan grande te hizo aparecer ante los ojos del Señor, para fundar sobre ella el edificio de mi perfección, y así puedan tener cumplimiento en mí las palabras de Jesús: El que se humilla será ensalzado.

¡Santo Patriarca, San José, alcánzame un perfecto conocimiento de mí mismo, y fórmame para Dios, puro, casto y humilde de corazón! Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


⚜⚜⚜

Día Noveno


Oración Inicial (Papa León XIII)

U: En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo

T: Amén

U: A Ti bienaventurado José

T: recurrimos en nuestra tribulación, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Por la caridad que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el amor paternal con que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos que mires con ojos benignos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras necesidades.

Protege, providente custodio de la Divina Familia a la descendencia elegida de Jesucristo; presérvanos, Padre amadísimo, de todo contagio de error y corrupción.

Poderosísimo libertador nuestro, muéstratenos propicio y asístenos desde el cielo en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas, y del mismo modo que en otro tiempo libraste del peligro de la muerte al Niño Jesús, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.

Ampara a cada uno de nosotros con tu perpetuo patrocinio, a fin de que, siguiendo tus ejemplos y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.


Meditación del día

¡Qué sublime te encuentro, bendito José, sufriendo resignadamente las pruebas terribles a que te sometió el Señor en esta vida!

¡Qué heroica resignación la tuya! Cuando te veo en Belén reducido a tal extremo de pobreza que no tienes con qué cubrir la desnudez del que con tanta magnificencia viste de flores los valles y de estrellas el firmamento; cuando te veo atravesar el árido desierto en demanda del hospitalario asilo para el Señor absoluto del Universo; cuando te veo cubierto de sudor para sustentar al que alimenta con regia esplendidez al miserable insecto; cuando te veo dispuesto y resignado a abandonar este mundo dejando en él, expuestos al furor del infierno, al divino Jesús y a su bendita Madre, a quienes tanto amabas porque tanto valían y tanto te habían costado; cuando te veo tan absolutamente sometido a la voluntad de Dios, mi admiración no tiene límites, y encuentro tu resignación comparable solamente con la resignación infinita de Jesús. Bendito seas, porque de ese modo confundes mi falta de conformidad a la voluntad de Dios. Haz de mi corazón un altar en el cual inmolar con el cuchillo de la voluntad de Dios, y en honor de Jesús y de María, mi propia voluntad con todos sus gustos y apetitos, para que, viviendo aquí sacrificado por Cristo, pueda también con Él, con María y contigo, gozar de la eterna dicha en el cielo.

¡Glorioso Patriarca San José, alcánzame la mayor conformidad y resignación, la gracia de acatar, reverenciar y amar siempre los altos designios del Todopoderoso! Amén.


Luego de una breve reflexión, se reza lo siguiente:


Oración final para cada día

U: Glorioso Patriarca San José,

T: cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en nuestra ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan una feliz solución.

(Hacer la petición)

U: Nuestro bien amado Padre,

T: toda nuestra confianza está puesta en ti. Que no se diga que te hemos invocado en vano. Y puesto que tú puedes todo ante Jesús y María, muéstranos que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén.


Jaculatorias finales

U: Jesús, José y María
T: Os doy el corazón y el alma mía.

U: Jesús, José y María
T: Asistidme en mi última agonía.

U: Jesús, José y María
T: Expire en paz con vosotros el alma mía.

U: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T: Amén.


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